24 octubre, 2005

escenas en el cuarto oscuro

Tuvimos que ir a votar, y concurrir al acto eleccionario es algo que a los puestos los pone y los saca de quicio, pero no por las razones que la elección saca de quicio a la sociedad en general: a los puestos no les molesta tanto la falta de opciones políticas reales, la convicción de que cambian los figurones pero no la situación de fondo y esas cosas, no. A los puestos les molesta el costado práctico del asunto: averiguar dónde hay que ir a votar, encontrar el documento, ir a la escuelita, quedarse bizco frente a los padrones y hacer todo el trámite sin equivocarse y sin cometer papelones. Es difícil. Es muy difícil, y no mejora con el correr del tiempo.

Ayer, entonces, la población toda debió cumplir con sus deberes cívicos, mientras que los miembros de la logia debieron cumplir con sus tormentos cívicos. Y he aquí el reporte de lo que pasó en la jornada de voto popular:

- En una de las escuelas donde se probó el voto electrónico, un puesto debió ser evacuado a patadas: después de elegir un candidato en la computadora, el muchacho se colgó jugando al solitario y no había manera de desprenderlo.

- Se registraron 532 casos de tardanza excesiva en el cuarto oscuro: en casi todos ellos, la razón de la demora fue que los votantes puestos se quedaron leyendo todos los nombres de todas las listas, a ver si conocían a alguno.

- En una mesa de votación en Flores, un puesto quiso emitir un “voto bronca” realizando con la boleta un origami que representaba a un cóndor andino garcando en la cabeza de un candidato. Dada su torpeza en ese arte, quisieron apurarlo, pero reclamó sus derechos de ciudadano y lo pudo terminar antes del cierre de votación. Un minuto antes.

- En Florencio Varela se detectó una mesa íntegramente fiscalizada por representantes de la logia. En esa mesa ganó el Pato Donald.

- En la escuela donde votó Leonardo Favio, un puesto algo gorila no pudo reprimirse y encaró al Presidente de Mesa: “Oiga, a ese hay que anularle el voto por portación de peronismo”. Y Favio se puso el pañuelo de boxear y lo cagó a trompadas.

- En estado de semicatatonia tras un after-after-after hours a la vera del río, un ultrapuesto se dirigió a votar, y necesitó la asistencia de tres fiscales y una mira telescópica para acertar el sobre en la ranura de la urna.

- Y, aunque duela reconocer tamaña muestra de inconducta, en 16 mesas diferentes de Aires Dudosos se detuvo a un puesto por salir del cuarto oscuro fumándose una boleta verde.